lunes, 4 de enero de 2016

NEUTRALIDAD RESPECTO AL CARBONO DE LA PLANTA INCINERADORA DE BIOMASA DE MONZÓN

En los últimos años se han popularizado afirmaciones como las siguientes:

“La biomasa puede considerarse como una forma de energía solar almacenada ya que las plantas utilizan esta energía para capturar CO2 y agua a través de la fotosíntesis. Además, es un combustible no fósil, neutro desde el punto de vista del ciclo del carbono. Las emisiones de CO2 que se producen, al proceder de un carbono retirado de la atmósfera en el mismo ciclo biológico, no alteran el equilibrio de la concentración de carbono atmosférico, y por tanto no incrementan el efecto invernadero. Su uso contribuye a reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera siempre que sustituya a un combustible fósil.”
Ahora bien, ¿es esto realmente siempre así? ¿La presunta neutralidad es siempre real o, en cambio, es consecuencia de un mero artificio contable generado por la manera con la que se ha decidido afrontar políticamente el problema del cambio climático y las energías renovables?
La producción de energía derivada de la biomasa pretende reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, la combustión de biomasa aumenta la cantidad de carbono presente en el aire (al igual que la combustión de carbón o petróleo), y la extracción de biomasa reduce la cantidad de carbono almacenada en plantas y terrenos de cultivo o reduce la continua captura y almacenamiento de carbono.

Dos factores importantes a la hora de determinar si la quema de biomasa reduce la presencia de carbono en la atmósfera en comparación con otros combustibles fósiles son, por un lado, dónde, y por otro, cómo se produce y extrae la biomasa.
Cada vez hay más estudios científicos que demuestran que la quema de biomasa es únicamente sostenible y viable, desde el punto de vista de las emisiones y la neutralidad del carbono, si se usa:
- biomasa procedente de bosques muy degradados con alto peligro de incendio;
- biomasa procedente de bosques propensos a la sequía o que hayan o estén sufriendo ataques de plagas;
- biomasa procedente de restos de podas, aclareos o limpieza de bosques;
- y el punto más importante: biomasa que ya esté presente en el lugar donde va a ser quemada y utilizada para producir energía.
No tiene ningún sentido, y ahí es donde se rompe todo el equilibrio respecto a la neutralidad del carbono si, como en el caso de la planta incineradora que pretende instalarse en Monzón, hemos de transportar la biomasa desde un radio de 60 km a la redonda. Esto implicaría el constante tránsito de miles de camiones al año a unas distancias enormes respecto a la planta incineradora, con las consecuentes emisiones de CO2 a la atmósfera procedentes de sus tubos de escape.
Una vez expuesto esto, el proyecto que se pretende instalar en Monzón, ¿podría calificarse como neutro respecto al carbono? La respuesta es: rotundamente NO.

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