REUNIÓN DE LA PLATAFORMA CONTRA LA INCINERADORA DE BIOMASA DE MONZÓN
Con la participación
de 50 personas, ayer por la tarde se llevó a cabo la reunión de la Plataforma contra la incineradora de biomasa
de Monzón. En la misma se explicaron los
principales aspectos relacionados con este proyecto, especialmente los
relativos a las afecciones a la salud de los vecinos de Monzón, ya que
numerosos participantes mostraron su
preocupación por la cercanía de la instalación y la gran cantidad de emisiones contaminantes que
se prevé emita esta incineradora si se
llegará a construir.
La conclusión
generalizada de la asamblea fue que con
la quema de 51.000 kilos de madera a la
hora durante 8.000 horas al año y unas emisiones de 2.000 millones de m3 de
humos y 40 a 60 toneladas de partículas en suspensión, con benzopirenos,
dioxinas y furanos, los ciudadanos
perciben la instalación como una amenaza, que a 600 metros de las casas del
casco urbano generaría unas
importantes afecciones a la salud y a la calidad de vida de los vecinos.
En la misma se
perfiló el manifiesto de la Plataforma contra la Incineradora de Monzón y se
inició la recogida de firmas escritas (las digitales superan las 3700) a la vez
que se repartió materiales para la difusión de la campaña. Entre otras
actividades se aprobó la realización de una charla general dirigida a toda la
ciudadanía donde se explique en profundidad las graves afecciones de este
proyecto, la instalación de mesas informativas y de recogidas de firmas, la
realización de cartelería y banderas para manifestar el desacuerdo con el
proyecto y la necesidad de programar una fecha para la realización de una
concentración en contra de la Incineradora.
Al final de la
reunión se concluyó que es necesario adoptar todas las medidas judiciales, de
movilización social y de petición de
apoyo a todos los grupos políticos municipales y en las Cortes Aragonesas para
paralizar un proyecto, que muchos de los participantes calificaron como nefasto para el futuro de Monzón, pues no
solo afecta a la salud de sus ciudadanos, sino que pone en peligro la
industria existente, al suponer un
riesgo más que evidente de superación de los límites de contaminantes
que obligaría a adoptar medidas a las
industrias consolidas, con el riesgo de producir ajustes no deseados, a la vez
que desincentiva la arribada de empresas limpias, que huyen de emplazamientos
contaminados suponiendo además un impacto territorial a la agricultura que
no se ha estudiado, pues los cambios de cultivos tradicionales a choperas para
biomasa , constituirían más del 10% de las superficies agrícolas de la zona
regable del Canal de Aragón y Cataluña, afectando negativamente a secadoras de alfalfa y maíz,
cosechadoras y maquinaria agrícola , agroindustria que supone un nicho
importante de empleo en la zona.
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